martes, 21 de febrero de 2017

A Simeone le toca decidir

Está siendo una temporada extraña en el Atlético de Madrid. Tras la segunda final de Champions League perdida contra su máximo rival en tres años, parecía que se avecinaban cambios. Afortunadamente para los aficionados colchoneros, sólo fueron futbolísticos. Tras poner en duda su continuidad en el club, Simeone decidió apostarlo todo por una idea que llevaba tiempo rondándole la cabeza. Iba a cambiar lo que parecía inmutable, el estilo del Atlético de Madrid, su sello, un paso adelante sin posibilidad de vuelta atrás, como se ha visto posteriormente.

Con Koke en la base del centro del campo de forma permanente, Griezmann con libertad absoluta y Yannick Carrasco creciendo en protagonismo, el Atlético mostró un gran fútbol que se comenzó a traducir también en buenos resultados. El Atlético vencía, convencía, y empezaba a asustar. Pero llegó el ogro de siempre para aguar la fiesta. El último derbi que verá el Estadio Vicente Calderón se saldó con una exhibición del Real Madrid culminada con un contundente 0-3. Y Simeone volvió a verlo todo negro. Pensó que mejor malo conocido que bueno por conocer, e intentó que el Atlético de Madrid fuese otra vez el equipo defensivo y aguerrido que había llegado a dos finales de Copa de Europa en tres años. Pero ya no se podía.


El hat-trick de Cristiano decidió el último derbi del Calderón
La lesión de Augusto Fernández y la edad de Tiago Mendes han dejado sin un mediocentro puro al Cholo, y sin esa piedra angular, junto a la baja forma de Godín, la defensa posicional del Atlético no parece impenetrable. Además, hay otro motivo para el punto de no retorno. Los jugadores del Atlético han visto que hay otra forma de competir, probablemente más divertida para algunos de ellos, quizás más apropiada para la confección actual de la plantilla. Simeone les ha enseñado un nuevo juguete a sus niños, y tras dejarles jugar un rato con él, y ver que era realmente entretenido, se lo ha quitado.

Tras un tiempo en tierra de nadie, postergando la decisión, a Diego Pablo Simeone le toca elegir. Elegir si lo más conveniente para el equipo es entregarse a un estilo más ofensivo, aceptando intercambios de golpes y partidos abiertos, o fiarse de su defensa posicional, el oficio de sus veteranos y su capacidad de sufrimiento. Y en la primera parada importante de este camino hacia la decisión, aparece un viejo conocido para los colchoneros, el Bayer Leverkusen de Roger Schmidt. Tras una temporada tremendamente irregular, ocupando la octava posición de la Bundesliga, pero sin haber perdido ningún encuentro de la fase de grupos de la Champions League, los alemanes llegan a la eliminatoria tras dos victorias consecutivas en liga, con la ilusionante explosión del adolescente Kai Havertz y la puntería de Chicharito como principales argumentos.

El equipo de las aspirinas ya no es tan radical como habían sido todos los equipos de Roger Schmidt hasta la fecha. Mantiene su voluntad de presionar a todo campo, con fases muy agresivas, pero cuida más lo que deja atrás de cara a la posterior transición defensiva, especialmente con Lars Bender (duda para hoy) en el campo. Consecuentemente sus fases de dominio ofensivo no son tan avasalladoras como en años anteriores, y en los encuentros abiertos suele partirse en un 6+4 que le permite protegerse atrás sin perder potencia de fuego arriba.


Gameiro y Torres llegan con buenas sensaciones al partido
Ha demostrado tener muchos problemas ante equipos que le obligan a sacar el balón desde atrás y que eligen bien la altura a la que presionar, algo en lo que el Atlético de Madrid sobresale. Los tramos de acoso de los rojiblancos sobre la salida rival suelen dar frutos, especialmente en los grandes partidos, por lo que es presumible que Simeone prepare algo contra el Bayer. Especialmente importante en esta fase suele ser Kevin Kampl, ya sea actuando desde el doble pivote o acercándose desde la banda. Es habitual ver al eslovaco solo con los dos centrales atrás y todos los demás miembros del equipo alemán por delante, y esa situación puede ser muy jugosa para el Cholo.

Otra situación interesante para el Atlético puede ser sobrecargar la banda derecha del Bayer. Las lesiones de Tah y Toprak hacen que el central derecho venga siendo Tin Jedvaj, un croata de 21 años con un físico muy justo para esa posición (él es lateral) a estos niveles. No sólo sufre en juego directo, sino que también tiene problemas para controlar las rupturas del punta a sus lados. Tanto Fernando Torres, indiscutible desde hace 20 días hasta este sábado, como Kevin Gameiro, con muchas opciones de titularidad tras el hat-trick al Sporting, podrían hacerle mucho daño a Jedvaj, y de maneras diferentes.

En el otro lado del campo cabe destacar el peligro del desborde de los, en principio, extremos titulares, Karim Bellarabi y Julian Brandt. Ambos son rápidos, se mueven muy bien por distintas zonas del campo y tienen un desborde muy imprevisible, con salida a ambos perfiles. Y para aprovecharse de lo que logren producir estos dos está Chicharito Hernández, en gran momento de forma tras dos dobletes consecutivos en los dos últimos partidos. Y es que el mexicano tiene un nuevo socio, un joven de sólo 17 años de los que merece la pena apuntar su nombre en la libreta y subrayarlo bien fuerte. Kai Havertz es un zurdo de gran planta (1’86 m.), con mucho dinamismo, calidad en la conducción e intuición para el pase, pero que destaca especialmente por su calma (y acierto) a la hora de tomar decisiones. Uno se olvida rápidamente de que ese chico que lleva tres asistencias en los últimos dos partidos no es ni siquiera mayor de edad. Tiene aura de potencial superestrella de la Copa de Europa.


Kai Havertz se ha consolidado como mediapunta titular
Poniendo todo esto en una balanza, Simeone marcará el rumbo de su equipo en esta eliminatoria, y consecuentemente, durante el resto de temporada. El dominio ofensivo exhibido en ciertos tramos de sus partidos contra Madrid y Barcelona hacen pensar que tal vez la opción con un techo más alto sea la de desatar su caudal ofensivo y dañar así a un Leverkusen débil atrás. Aunque alimentar las posibilidades de un equipo que disfruta tanto de los partidos rotos como el Bayer puede ser un gran peligro. Y es que ninguna competición penaliza tanto el error como la Champions League, con lo que un planteamiento de mínimos podría tener mucho sentido si se ejecuta bien. Al final, Simeone tendrá que decidir cómo afrontar el camino de 7 partidos que tiene hasta su objetivo, que no es otro que coronar la vitrina de trofeos del Atlético de Madrid con la ansiada Copa de Europa.

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